sábado, 16 de abril de 2011

El orfanato

He decidido volver a escribir los sueños que recuerdo, hacer nuevamente mi diario de sueños, solo que esta vez no lo haré en papel.
Lo he llamado el orfanato. Va de un par de mujeres que llevan una niña preciosa, de entre 5 y 7 años, rubia, de cabello corto, llevaba puesto un bonito vestido y un jersey. Sus medias de lana a rayas conjuntadas con el vestido. Entraron en un lugar lúgubre, sombrío, de paredes altas, más bien muros, que terminaban en una especie de varas de hierro, iban a dejar a la niña allí, y cerré los ojos pensando cómo era posible hacer eso, ese no era un lugar adecuado para nadie, me dio mucha tristeza. Hasta que de pronto, la niña se giró y sonrió al encontrar allí otros niños. Entonces me quedé más tranquila. Percibí que estaría bien, mejor que con esas mujeres que iban a deshacerse de ella. Cuando me desperté pensé. No debemos juzgar las acciones de nadie. La vida tiene sus propios planes, y seguramente se ocupa de que nuestro pasado asegure las condiciones más adecuadas para convertirnos en quienes realmente estamos llamados a ser. De ahí la inutilidad del sufrimiento, de la culpa, la verguenza, el resentimiento, y todo lo que nos roba la alegría de vivir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario