lunes, 9 de julio de 2012

El valor del dolor

Una de las cosas que tenemos en común todos los seres humanos, es el evitar el dolor, sobretodo el físico. En eso incluso invertimos más esfuerzos y recursos que en encontrar lo placentero. Y esto es así porque cuando el dolor se presenta perdemos el interés en todo, nos quita la alegría. Pero el alivio se halla justamente en lo contrario. En aceptarlo. Un dolor físico es un aliado. No quieras deshacerte de él si no has comprendido su mensaje. Existe actualmente mucha información, muchas guias diría yo, sobre los equivalentes mentales de los síntomas físicos. Si no te has ocupado de tu cuerpo y su bienestar, de su malestar si que tendrás que ocuparte. Y no pongas excusas como aquello de si ya mi madre lo padecía desde joven, o a estas edades ya no se puede hacer nada, o no tengo fuerza de voluntad para dejar esto o aquello. No te martirices por no poder deshacerte de aquello que te perjudica, sea una conducta, un hábito, un alimento o cualquier otra condición. Entrégaselo a tu Ser Superior o a aquello en lo que creas; y espera, que el amor por ti mismo, llega.